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La Bioeconomía: La Fórmula Dominicana para Convertir Basura en Millones de Dólares


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SANTO DOMINGO, RD – Ante el reto monumental de gestionar toneladas de residuos agrícolas, urbanos y marinos que contaminan ríos y costas, la República Dominicana está mirando hacia la bioeconomía como la solución definitiva. Este nuevo paradigma económico, basado en la ciencia y la innovación, no solo promete sanear el medio ambiente, sino también generar una nueva fuente de riqueza, empleos verdes y desarrollo sostenible.


La bioeconomía, en esencia, consiste en aplicar la biotecnología para revalorizar la biomasa que antes se consideraba desecho. En lugar de contaminar, estos residuos—como el sargazo, la cáscara de arroz o el bagazo de caña—se convierten en materia prima para la fabricación de productos de alto valor. Ejemplos de esta transformación ya están en marcha en los laboratorios dominicanos:


  • Sargazo a Riqueza: La macroalga, una pesadilla para el turismo, se está utilizando para producir biofertilizantes líquidos con potencial comercial e incluso biochar para mejorar la calidad de los suelos agrícolas.


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  • Residuos Agroindustriales: El bagazo de caña y las fibras de coco se evalúan para crear bioplásticos o tableros de construcción ecológicos. Además, residuos como el bagazo de caña ya se usan como sustrato para el cultivo de hongos comestibles, diversificando la producción alimentaria.


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  • Energía Limpia: Existe un gran potencial para la producción de hidrógeno verde a partir de residuos orgánicos renovables y aguas residuales.


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La Universidad como Motor de Cambio



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El éxito de este modelo recae en la capacidad de las universidades para funcionar como un puente entre la investigación teórica y las soluciones prácticas para la sociedad. Las instituciones académicas, a través de proyectos como el ResAgro-Sargazo del INTEC en colaboración con Francia, están impulsando la investigación aplicada.


Para que la bioeconomía alcance su máximo potencial, es crucial acelerar la inversión del sector privado en proyectos salidos de los laboratorios. Los expertos señalan que, al invertir en prototipos e ideas ya validadas por la academia, los empresarios minimizan el riesgo, acceden a innovaciones de punta y contribuyen directamente a la descarbonización del país. República Dominicana, con su biodiversidad y talento, tiene la oportunidad de liderar esta transición hacia una economía circular y productiva en el Caribe.

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