¿Ducha fría o caliente tras entrenar? La ciencia tiene la respuesta para tu recuperación
- Nicholle Grullon

- 9 sept
- 1 Min. de lectura

9 de septiembre de 2025 — La elección entre una ducha fría o caliente tras el entrenamiento puede incidir de forma relevante en tu recuperación muscular y rendimiento físico futuro, según explican análisis recientes.
De acuerdo con Verywell Health, el agua fría puede reducir el dolor muscular y la inflamación al disminuir los niveles de creatina quinasa y lactato, indicadores vinculados a la rigidez post-entrenamiento. En cambio, una ducha caliente favorece el rendimiento en sesiones posteriores al mejorar el flujo sanguíneo y ofrecer relajación mental, ideal antes de competencias o múltiples entrenamientos en un día.
Un estudio en el Journal of Physiology desafía la preferencia exclusiva por el frío: quienes se recuperaron con agua caliente (42 °C) mostraron mejoras más notables en dolor y marcadores de daño muscular que los grupos con agua fría o templada.
Otro análisis especializado sugiere que la terapia de contraste —alternar agua caliente y fría— puede optimizar la recuperación al estimular la circulación sanguínea de manera más efectiva que métodos pasivos .

Recomendaciones prácticas respaldadas por la ciencia:
Temor inmediato tras entrenar con agua muy caliente puede provocar mareos o síncopes. Conviene esperar entre 5 y 20 minutos mientras el cuerpo se enfría y recupera su frecuencia cardíaca.
Un protocolo sugerido incluye un baño tibio progresivo, alternado con agua fría por breves intervalos (30–60 segundos) para maximizar la recuperación sin riesgos.
Independientemente de la temperatura del agua, la hidratación, una buena alimentación, el descanso y una fase de enfriamiento (cool down) tras el ejercicio son fundamentales para una recuperación efectiva.





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