"'Cerebro congelado': cómo un estímulo en la boca puede iluminar el mundo de las migrañas"
- Nicholle Grullon
- hace 5 días
- 2 Min. de lectura

29 de julio de 2025 – El popular “brain freeze”, ese dolor punzante en la frente tras comer algo muy frío, está despertando el interés de científicos como una ventana única a la neurofisiología humana. Esta cefalea por estímulo frío, común e intensa pero breve, revela el funcionamiento del nervio trigémino y su relación con mecanismos de dolor más complejos, como las migrañas.
Estudios indican que entre 15 % y 37 % de la población general ha experimentado alguna vez un dolor tipo brain freeze. En niños y adolescentes, la prevalencia sube a un 40 %–79 %, y entre quienes sufren migrañas puede llegar hasta 55 %–74 %, mientras que en personas con cefaleas tensionales esta cifra baja a un 23 %–45 %. Dentro de aquellos con cefalea punzante crónica, la incidencia alcanza el 94 %, lo que refuerza la conexión con la hipersensibilidad trigeminal.

¿Qué ocurre en el cerebro?
Cuando lo frío toca el paladar o gótila, desencadena una secuencia vascular: primero vasoconstricción local (los vasos sanguíneos se estrechan), seguida de una vasodilatación rápida, enviando señales al sistema nervioso que son interpretadas erróneamente como dolor en la frente (fenómeno de dolor referido). El nervio trigémino actúa como mensajero clave: detecta la amenaza térmica y envía la alarma al cerebro.

Aplicaciones médicas emergentes
Algunos investigadores apuestan por utilizar este estímulo como modelo experimental para trastornos vasculares y neurológicos. Se ha planteado que entender cómo este reflejo regula la presión intracraneal podría inspirar mejoras en tratamientos como hipotermia terapéutica, utilizada en cuidados intensivos tras paro cardíaco o lesiones cerebrales.
Debido a las similitudes fisiológicas entre el brain freeze y ciertos tipos de migraña, la respuesta al frío se estudia como posible marcador clínico de sensibilidad trigemino-vascular elevada, lo que ayudaría a prever quienes tienen mayor predisposición a episodios más severos.
Prevención y consejos clínicos
Para evitar el dolor de helado, lo más efectivo es consumir líquidos o helados lentamente, evitando contacto directo con el paladar superior. Inhalar con la lengua contra el cielo de la boca o tomar un sorbo a través de una pajilla también ayuda a suavizar el cambio de temperatura. Al activarse el dolor, presionar la lengua contra el paladar puede enfriar la zona y aliviar la sensación en segundos.
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