¿Qué pasa en el cerebro cuando ves películas de terror?
- Harley Nuñez 
- hace 10 horas
- 3 Min. de lectura

Ver una película de terror produce en la mayoría de las personas una mezcla intensa de miedo y placer: el corazón se acelera, la piel se eriza y, a la vez, muchos disfrutan la experiencia. La neurociencia muestra que esa mezcla ocurre porque el cerebro activa tanto los circuitos de amenaza (miedo) como los de recompensa (placer y alivio), y la experiencia final depende de cómo el cerebro evalúa la amenaza como “falsa” o controlada.
1. Las señales de amenaza: la amígdala y el «modo alarma»
Cuando vemos escenas de peligro —un susto repentino, una sombra que aparece— la amígdala, una pequeña estructura en forma de almendra ligada al procesamiento del miedo, se activa rápidamente. Esa activación inicia la cascada de respuesta de alerta: aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular y liberación de hormonas de estrés como adrenalina y cortisol. Estudios con imágenes cerebrales (fMRI) han mostrado respuestas de la amígdala proporcionales al grado de miedo informado por los espectadores.
2. El control cognitivo: corteza prefrontal y evaluación del peligro
Mientras la amígdala “grita”, la corteza prefrontal evalúa si la amenaza es real o simulada. En una sala de cine —o en casa— esa evaluación permite que el espectador mantenga la distancia emocional: sabe (a nivel racional) que no corre peligro real, lo que modula la intensidad del miedo y permite experimentar la escena como thrill más que como trauma. Investigación reciente muestra cómo la dinámica amígdala–prefrontal varía según los niveles de ansiedad del espectador
3. Recompensa y alivio: dopamina, endorfinas y el placer de asustarse
El “gustito” que sentimos al sobrevivir a una escena tensa viene acompañado de liberación de neurotransmisores como dopamina y endorfinas, que generan sensación de recompensa y euforia pasajera. Esa mezcla de activación fisiológica y recompensa explica por qué algunas personas buscan deliberadamente películas que los asusten: la propia excitación es gratificante. Revisiones psicológicas señalan que la arousal (activación) puede ser en sí misma una motivación reforzante
4. Por qué algunos aman el horror y otros lo evitan: diferencias individuales
No todos reaccionan igual. Personas con alta búsqueda de sensaciones (sensation seeking) tienden a disfrutar más; quienes tienen ansiedad elevada o fobias pueden experimentar una respuesta más intensa y menos placentera. Estudios de neuroimagen y psicofisiología han encontrado correlaciones entre rasgos de personalidad y la magnitud de las respuestas cerebrales/fisiológicas a escenas de terror
5. Efectos físicos y posibles riesgos
A corto plazo, la reacción corporal a un susto es similar a la de una respuesta de lucha/huida: aumento de la presión arterial, respiración acelerada y liberación de adrenalina. Para la mayoría es inofensivo e incluso placentero; sin embargo, en personas con problemas cardiovasculares, ansiedad clínica o niños sensibles puede agravar síntomas (p. ej., problemas de sueño, pesadillas o ataques de pánico). Por eso los expertos recomiendan precaución con contenidos muy intensos para públicos vulnerables

6. ¿Puede ser terapéutico? — exposición segura y controlada
Algunos proponen que, en un contexto controlado, enfrentarse a miedos ficticios puede funcionar como una pequeña “exposición” que reduce la evitación y permite procesar sensaciones de miedo sin peligro real. Aun así, esto no equivale a terapia formal; su utilidad depende de la persona, la intensidad del contenido y el contexto emocional en el que se consume
ConclusiónCuando miramos una película de terror se activa una red cerebral compleja: la amígdala dispara la alarma, la corteza prefrontal evalúa y modula la respuesta, y los circuitos de recompensa pueden convertir el miedo en placer. El resultado —maravilloso para algunos, angustioso para otros— depende tanto de la biología como de la experiencia y la personalidad del espectador. La ciencia continúa usando películas como estímulos naturales para entender mejor la ansiedad y la emoción humana.




Comentarios