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Incluso una ligera deshidratación afecta la mente y el cuerpo: mucho más que sed


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Desde pérdida de concentración hasta desequilibrios hormonales: los efectos ocultos de no beber suficiente agua.


No beber suficiente agua puede desencadenar efectos que van más allá del clásico dolor de cabeza o sensación de sed. Según estudios científicos, una deshidratación leve —que implica una pérdida del 1 al 2 % del peso corporal— puede provocar síntomas como fatiga, boca seca, mareos, disminución de la memoria, dificultad para concentrarse, irritabilidad y confusión.

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Asimismo, esta condición puede alterar funciones cognitivas clave: afecta la atención, el tiempo de reacción, el equilibrio motor y la memoria a corto plazo. Investigaciones incluso han detectado cambios estructurales en el cerebro, como reducción del volumen neuronal y desequilibrios en neurotransmisores, presagiando lapsos de atención y cambios emocionales.


Los impactos psicológicos son notables: se produce un aumento del cortisol (hormona del estrés), mientras disminuyen niveles de serotonina y dopamina, generando ansiedad, irritabilidad y fatiga emocional. Todo esto repercute en el rendimiento diario y la capacidad para afrontar desafíos mentales y físicos.

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Por ello, beber agua de forma regular, incluso antes de sentir sed, e incluir alimentos con alto contenido líquido como frutas y vegetales, resulta imprescindible para mantener el equilibrio físico, emocional y mental en óptimas condiciones.

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