El silencio cómplice: ¿Por qué la elección del Procurador General se esconde de la ciudadanía?
- revista quisqueya
- 20 feb
- 2 Min. de lectura

En un país donde la transparencia y la participación ciudadana deberían ser pilares fundamentales de la democracia, resulta preocupante que la elección del Procurador General de la República y sus adjuntos se esté llevando a cabo bajo un manto de opacidad. El abogado Eduardo Jorge Pratz ha levantado la voz para denunciar lo que él considera un ejercicio "irresponsable" por parte del Presidente de la República, Luis Abinader, y los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura. Su crítica se centra en la ausencia de un proceso de "vistas públicas", un mecanismo que sí se utiliza para la selección de los jueces de las Altas Cortes. ¿Por qué esta diferencia? ¿Qué hay detrás de este silencio sospechoso?
Pratz, en una publicación en su cuenta de X, no solo cuestiona la falta de transparencia, sino que también señala el "cobarde silencio cómplice" de partidos políticos, la comunidad jurídica, la prensa y la sociedad civil. Su mensaje es claro: la ciudadanía tiene derecho a saber quiénes son los nominados y cuáles son sus méritos antes de que se tome una decisión tan crucial para el futuro del Ministerio Público. Sin embargo, todo indica que el pueblo dominicano se enterará de la designación cuando ya sea un hecho consumado.
Este procedimiento opaco no solo despierta sospechas, sino que también socava la confianza en las instituciones. Las vistas públicas son un espacio para que los candidatos expongan sus ideas, su trayectoria y su visión para el cargo. Son una oportunidad para que la sociedad civil, los medios de comunicación y los expertos en derecho evalúen y cuestionen a los aspirantes. Al omitir este paso, se priva a la ciudadanía de un ejercicio democrático básico: el derecho a estar informados y a participar, aunque sea de manera indirecta, en la toma de decisiones que afectan a todos.
La pregunta que surge es inevitable: ¿qué se esconde detrás de esta falta de transparencia? ¿Acaso hay intereses ocultos que prefieren operar en la sombra? ¿O es simplemente una muestra más de la desconexión entre las élites políticas y la ciudadanía? Lo cierto es que, en un momento en que la República Dominicana necesita fortalecer sus instituciones y recuperar la confianza de su gente, este tipo de acciones solo contribuyen a profundizar la desilusión y el escepticismo.
Pratz no solo está advirtiendo sobre un problema puntual; está señalando una tendencia peligrosa. Si permitimos que decisiones tan importantes se tomen a puertas cerradas, ¿qué garantías tenemos de que se está actuando en beneficio del país y no de intereses particulares? El llamado del jurista es un recordatorio de que la democracia no se construye solo con elecciones, sino con transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana.
En conclusión, la elección del Procurador General de la República no debería ser un acto discreto y unilateral. Debe ser un proceso abierto, transparente y participativo, como lo es la selección de los jueces de las Altas Cortes. La ciudadanía tiene derecho a saber, a cuestionar y a exigir que las decisiones que afectan a todos se tomen con la debida responsabilidad y respeto a la democracia. El silencio, en este caso, no es oro; es complicidad. Y como bien advierte Pratz: **"El golpe avisa. No digan que no advertimos.”





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